Había una vez una pequeña ardilla llamada Ardi a la que le
encantaba jugar con su cometa.
Todos los días salía a jugar al bosque, y aquel día era
perfecto, soplaba el viento y la cometa volaba bien alto. ¡Qué feliz era Ardi!
Pero de pronto, la cometa se fue alejando: ¡se le había roto
el hilo! Ardi empezó a llorar, ahora estaba muy triste.
Se le acercó su amigo el conejo Orejas que jugaba también
con otra cometa:
-¿Qué te pasa Ardi?
- Que mi cometa se ha ido volando y la he perdido para
siempre- contestó Ardi llorando.
- No te preocupes, yo te ayudaré a encontrarla- y se fue a
buscarla.
Orejas fue a casa del Señor Ratón, que estaba almorzando un
gran trozo de queso.
- Buenos días Señor Ratón, ¿ha visto por aquí una cometa
como esta, pero roja y con un gran sol?
- No, lo siento Orejas, no la he visto.
Orejas se fue, tenía que seguir con la búsqueda.
De pronto, el zorro Fox apareció con algo en la mano, ¡era
la cometa de Ardi!
- Hola Ardi, he visto esto enganchado en un arbusto y pensé
que sería la tuya.
- ¡Sí, es la mía, la había perdido y tú la has encontrado!
Ardi arregló el hilo de la cometa mientras Fox iba a buscar
a Orejas.
Se juntaron los tres y jugaron con sus cometas. ¡Ardi era
feliz de nuevo!
Fin
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